Tomatoes


Naps after Napkins: las mejores siestas suceden tras grandes comilonas.

En colaboración con la revista gastronómica Hambre Magazine, creamos una sucesión fotográfica acompañada de microrrelatos oníricos. Narrativas que invaden la realidad en el momento de la modorra y se mezclan con los sueños.

Transformamos los Napkin en nuevas prendas: chalecos y tops para despedir el verano y dar la bienvenida al otoño.

OUT OF STOCK


‘Naps after Napkins’


︎︎︎


TOPS, CORSÉ Y CHALECOS TALLA XS-S
Tops simétricos hechos a mano con trapos de cocina tradicionales. Piezas únicas, trapos únicos originales de Italia, Francia y España.


EL MICRORRELATO
Tomatoes


Son las cinco y media de la tarde. Carmen está en la cocina junto a una montaña de platos grasientos apilados. Ha encendido la radio, a ver si el runrún mitiga los ronquidos de su marido que llegan desde el salón. Hace poco que se han ido sus cuñados con la tropa de críos gritones que tienen por hijos y por fin solo quedan ella y una pila de platos grasientos por fregar.

Pese al noticiero a todo trapo, Carmen no puede evitar dar un gran bostezo. El día ha sido agotador y le duelen pies y manos. Con lo que me queda por recoger, piensa mientras, sin siquiera cerrar el grifo, se recuesta sobre las baldosas frías de la cocina. Solo unos minutitos.

El agua sigue corriendo cuando el marido entra a la cocina. La imagen de su mujer tendida en el suelo le hace pensar lo peor, hasta que al acercarse a ella escucha el resollar de un sueño tranquilo y placentero. Zarandea sus hombros, grita su nombre, ¡Carmen, Carmen!, e incluso le moja la cara. Todo intento de despertarla no tiene éxito. Da golpes con una cuchara a todos los platos grasientos por fregar, le pone en la mano un palo de escoba e incluso le compra un lavavajillas. Al treceavo día de siesta Manolo ya no sabe qué hacer. Ha decidido llamar a la funeraria, a ver si ante la amenaza de un sueño eterno a su mujer le da por abrir el ojo.

Antes de que lleguen decide recoger. Nunca se debe dar mala impresión a una funeraria, algún día serás tú el muerto y… mejor no dejar rencores con quien te va a llevar cuando ya no puedas responder. A su mala manera, plato tras plato, va enjabonando y aclarando la pila de platos grasientos. Al sonido del último plato limpio sobre la encimera suena el timbre, es la funeraria, Carmen abre los ojos.





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